Desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo
Es un dicho bastante acertado, ya que existen estudios que lo apoyan.Mucha gente no desayuna, ya sea por falta de costumbre o porque no tengan hambre namás levantarse. Una manera para tener hambre recién levantado es, levantarse un poco antes de lo normal, hacer la cama, ducharse con tranquilidad, cambiarse y todo lo que se tenga que hacer antes de salir, y por último, desayunar.
Si no estás acostumbrado a desayunar, empieza desayunando algo suave como un par de piezas de fruta y poco a poco, ir consumiendo más alimentos.
Un buen desayuno nos tendría que proveer de carbohidratos, para empezar el día con energía y proteínas, estas nos sacian y calman el hambre en la siguiente comida.
Un ejemplo de un buen desayuno podría ser un zumo de naranja, un bol de avena con bebida de soja y una tostada con mermelada. Antes de comer, claro está, tenemos que almorzar, pero nada de barritas energéticas.
Un sandwich de pan integral vegetal (lechuga, tomate, champiñones, cebolla…) sería lo ideal.
Con estas dos comidas previas a la comida del mediodía se ha calmado el hambre y comeremos menos cantidad de alimentos. La merienda igual que el almuerzo, algo sencillo, para luego en la cena, como dice el dicho, cenar como un mendigo.
Con todo esto, vengo a decir que, contra más comidas pequeñas hagamos (siempre nutritivas y saludables), menor será el hambre y la ansiedad a la hora de la gran comida y no nos tiraremos a cualquier alimento sin valor nutricional alguno.
Como he comentado al principio, hay estudios que han demostrado esto, un número de personas consumieron menos calorías que otras en el desayuno, los que tuvieron un desayuno más calórico pérdieron peso, y las que no, habian engordado. Todo esto debido a que en las siguientes comidas, comieron menos, porque no se sentian hambrientos y controlaron el apetito.
Dicho esto… Desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo.
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